PÁSELE GÜERITO, QUÉ LE VENDO

Sin ánimo de ser catastrofista debo decir "la cosa está de la chingada"

Hoy debí salir por frutas y verduras porque obviamente en algún momento me quedaría sin provisiones en la casa. Lo que vi fue gravísimo. El mercado atestado de gente, la mitad de la gente sin cubrebocas, otra gran cantidad usándolo de cubrepapada y nunca han de faltar los que traen el inútil cubreboca con la boca del Joker estampada en un color que apenas se distingue bajo la mugre. El carnicero, el pollero, el tortillero, la chica de las frutas y verduras y la de la cremería incapaces de medir la distancia entre las cruces que hicieron en el piso con cinta aislante y los clientes obedientes situándose justo sobre las cruces a 50 cms una de la otra por aquello casi de Pavlov de que "ahí está el signo" y es lo indicado.



Mi indignación se incrementó cuando vi dos perros parados sobre las dos patas traseras olfateando los pollos llenos de moscas que se ofrecían a 4 metros del local donde en ese momento compré una pulpa de vacuno que una charlatana y ágil carnicera me empacaba mientras me contó porque ya no les permiten tener un tronco de madera para filetear la carne. Los despistados amos de los caninos muy metidos en sus celulares adorando la vida de aquellos que no se la viven en pijamas.

No vi lavado constante de manos, no vi gente disputando el turno para usar el gel antibacterial o el hand sanitizer (del inglés, único lugar donde es común y aceptada la palabra sanitizer), no vi el uso obligatorio de un efectivo y eficaz cubrebocas. Cómo les cuento, que ni siquiera  se ha presentado una autoridad a exigirles que las marcas en el piso para su sana distancia van a 1,5 metros. Dónde vamos a ver personal sanitario o del que sea, exigiendo cumplir con las medidas básicas si hasta la policía se ha reducido a la mitad del personal por causa de la obesidad y otras enfermedades.






                                                      (los terribles números de hoy)


Volví a casa muy decepcionado, abatido de ver tanta pereza y desidia. Pero eso no fue lo más lamentable, hoy tuve que cambiar de puesto para comprar frutas y verduras porque el dueño del local donde compro siempre murió hace 15 días de Covid-19 y yo sin saberlo porque me la he pasado encerrado.



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