DONA TUS ÓRGANOS










Me sentí tan angustiado el día que perdí la credencial donador, seguramente puse en esa pérdida otras ausencias o duelos. Ahora la cargo de nuevo e insisto en recordarles sobre la importancia de ser donantes voluntarios de órganos y tejidos.


Por ser homosexual no podía donar sangre, eso desde el 2015 ya no es un impedimento (aparentemente) según la Norma Oficial Mexicana (NOM) 253 (bajo reserva de lo que dictaminen luego de las respuestas honestas que se proporcionen a la hora del cuestionario que hacen previo a la extracción), tampoco se puede donar sangre por otras casi 30 razones como tener un piercing en la lengua por ejemplo. Yo en realidad no puedo donar sangre porque soy hipertenso pero eso no me inhabilita para ser donante voluntario de órganos y tejidos aquí en México.


Hazte donante. Podrás emocionarte viendo películas o cortometrajes pero tienes que actuar, cambiar las tradiciones ancestrales respecto a la muerte y trascender dando una mejor calidad de vida a otros. ¿o qué esperas? ¿que en lugar de ser donante necesites un donador para entender?

ESCRIBE "REATZIONA PENDEJO"

Si no le das "me gusta" tendrás 10 años de mala suerte (como si los últimos10 hubieran sido de una gran felicidad constante). No te desplaces leyendo sin escribir "amén". Seguro todos hemos leído este tipo de idioteces en más de una publicación y casi a diario en los perfiles de las redes sociales de gente que de verdad persigue supersticiones y vive encadenado a lo más primitivo de las emociones; con temores al castigo divino, culpas por no ayudar debidamente cuando las situaciones de la vida cotidiana exigen sacrificar tiempo y tener un poco de conmiseración por alguien cercano. A veces un familiar directo. Parece increíble que tantos genios de la humanidad hayan logrado tantos avances con las tecnologías y las comunicaciones para que las usen de forma tan precaria los parientes cercanos del neardental.

Durante los últimos meses todos aquellos que leemos las noticias del mundo en los periódicos más confiables y de prestigio hemos descubierto que la lectura se hace cada día más liviana y coloquial en sus ediciones para redes sociales. De pronto es noticia que un hombre caminaba y le regalan una bicicleta y es viral que una mujer le permitió a un anciano su asiento en el metro o que un hombre le regaló panes a unos refugiados que huyen de su tierra. Hoy un periódico consideró necesario publicar que un jovencito regaló a su entrenador un par de calzado deportivo, ayer otro medio lo hizo con un chofer de transporte público que subió en brazos a una discapacitada; la semana pasada la historia central fue la carta de un niño a Obama pidiéndole que localice a otro niño de Siria ahora huérfano. El fondo queda sin analizar, no rascamos en la información sobre la situación de violencia en el mundo y los bombardeos, ni el uso cauteloso de mensajes para buscar aprobación de la opinión pública ni en como la manipulación de los medios de comunicación afecta los mercados bursátiles y por ende nuestra cuenta del supermercado. No vemos como unos multimedios aliados trabajan para un bando y otros para otro; son corporaciones que buscan vender y obtener raiting o votos.

Aquí en México se ha adoptado la grabación con celulares y difusión en redes como una forma de denuncia, como si la exhibición y las sentencias lapidarias fueran aquellas viejas hogueras del medio evo, aquí ya no importan las instituciones pertinentes y legalmente establecidas para juzgar e impartir justicia; lo rentable es el escarnio y el juicio anticipado y que una grabación en video de mala calidad e imparcial alcance el status de viral. Y sí, todo se contagia como un virus, también la estupidez al parecer, las pasiones más básicas y los instintos más primitivos que no nos diferencian de los otros animales. Nuestra exigencia cultural se ha visto afectada por los realities shows, es mejor presentar la vida de una persona con tragedias personales y mensajes de superación que observar objetivamente el talento de esa persona por ejemplo pintando una pared. Nuestra capacidad intelectual es acariciada por la holgazanería de no pensar mucho ni analizar con profundidad nada porque es mejor consumirlo preparado, ya digerido en lo posible y que sea una única opinión irrefutable; la que mejor espeja. Que interesante palabra, sí, espejar: es un término usado en técnicas de ventas para imitar los comportamientos del otro como si fuera un espejo y generar empatía, que se sienta comprendido aunque el stress fue previamente provocado para potenciar los beneficios de lo que se le venderá como solución a sus "problemas".

Un mes atrás en Facebook, vi como algunos usuarios amenazaban incluso de muerte y propinaban insultos a un empleado de OXXO que golpeó a un anciano en la puerta del local donde trabaja. Nadie quiere defender la violencia física pero yo en particular no he visto que las pandillas o los delincuentes se combatan con un spray de agua bendita o postales con frases de autosuperación. Hace una semana aquí en Acapulco me tocó vivir una situación muy agresiva con violencia pacífica, mientras yo estaba en la caja pagando un señor entró al local fue hasta el fondo y tomó productos y salió mientras la cajera le pedía por favor que no hiciera eso que se lo iban a descontar a ella. Menos de un minuto después el mismo señor ingresó nuevamente y repitió la acción ante la mirada atónita de nosotros dos. La chica estaba sola a esa hora, sin guardia de seguridad, sin otro compañero. Yo enfurecido del coraje no hice nada, me paralicé, no pude y no supe que más podía hacer por apoyar a una jovencita asustada que gana un sueldo miserable y a quien le iban a descontar la pérdida de mercancía substraída; ahí estuve con ella unos minutos tratando de alcanzar mi propia calma, afectado gravemente ante algo que parecía una provocación y que al salir del local podía significar que me estuvieran esperando apuntándome con un arma o lo que es peor con un celular y ser otra víctima más de la violencia de Guerrero o en redes: LordOxxoAcapulco.



LAS DROGAS FUERON EL ERROR DE MUCHOS.

“Mi padres siempre me dijeron que la droga mata, sin embargo veía tantos chicos fumar marihuana y ninguno se moría.
Pero eso sí, veía que mis amigos, cuando fumaban, empezaban a reírse y a divertirse.
Ellos te dicen: lo que mata es el cigarrillo de tabaco, por eso yo fumo marihuana.
Pero yo me pregunto, ¿el faso no se hace con tabaco? Se desarma un cigarrillo, se saca el tabaco, se mezcla con marihuana y se enrolla en un papelito.
O sea que igual pasa todo a los pulmones, y encima no tiene filtro como el cigarrillo de tabaco.
Ante la duda voy a preguntar si la marihuana mata, directamente a la fuente, o sea a los que fuman, y me responden que no, que son mentiras, relaja, te divierte y te sentís bárbaro.
Ante esta certeza, los padres también se dejan convencer.
“Lo hacen todos, fuman en todos lados, te hace estar bien, es un pasatiempo.” Con este panorama los padres quedan sin armas: ¿cómo le voy a sacar a mi hijo esta golosina, que tanto le gusta, si lo hacen todos? Y encima, si dicen que no, parece que estuvieran en contra de la sociedad y, si muestran su preocupación a otros padres, es probable que estos no les vuelvan a dirigir la palabra, porque el hijo de ellos se puede contagiar.
Mis amigos siguen convencidos de que fumar no te causa ningún problema, y me convencieron.
Y estaba bueno, porque me gustaba hacerlo.
Aunque después empezó a haber problemas en mi casa.
En mi familia me decían que no se me podía hablar, que reaccionaba mal, estaba más irritado.
Es que no quería que se metieran en mis cosas, yo con la marihuana encontré la tranquilidad que necesitaba.
Tenía unos problemas en el colegio que no me dejaban dormir, y con el porro estaba bien.
Hasta mi novia me dejó, pero ya no me importaba nada.
Dejé de ir al Club, y estaba con los muchachos inclusive en los horarios que tenía que ir a la escuela.
Mi mamá se enojaba porque a casa iba sólo a comer y a encerrarme en mi pieza.
Juan, mi amigo que nunca consumió, dice que yo sentía que estaba bárbaro, porque no me daba cuenta de la realidad.
La marihuana altera lo que yo percibo o lo que capto de las cosas y veo una realidad diferente al que no fuma.
Según el nivel de marihuana que tenga en mi cerebro, proyecto, vuelo, medito sobre mi vida.
Me hacía unos castillos fantásticos, en el aire, pero después no concretaba nada.
Y, como es variable, cambiaba mis proyectos semana a semana, año a año, abandoné la escuela.
En realidad, me costaba estudiar, me pasaba horas sobre la misma página del libro, y me costaba memorizar, empezaba a olvidarme algunas cosas.
Yo pensaba que la manejaba, que estaba más de cinco días sin fumar y no me pasaba nada.
A esto, mi amigo me respondía que, como la marihuana queda depositada en el cerebro, se hace una reserva de cannabis.
Entonces, siempre tenía una dosis diaria, por lo que la abstinencia o la desesperación con nerviosismo, enojo, ansiedad, sudoración, por no fumar aparecen recién como a los 10 días más o menos.
Es una abstinencia física o psicológica, o sea que me desespero y tengo muchas ganas de estar con mis amigos consumidores.
Si uno fuma muy seguido, se tarda como un mes en desintoxicarse totalmente.
Es increíble, puedo pasar 3 semanas sin fumar, y en cambio el análisis de orina sigue dando positiva a tetrahidrocannabinoides (cannabis-marihuana).
Hoy tengo 24 años y estoy en una comunidad terapéutica.
Mis padres, cansados de que yo siga “vegetando” y no concluyendo nada, me internaron.
Yo me negué siempre, y decía que era mayor de edad.
Ellos me plantearon que si elegía seguir con la misma vida, no me iban a mantener más.
Y yo en ese momento, ¿qué trabajo iba a conseguir?, si no terminé nada! Las changas que siempre hago no me alcanzan para alquilarme nada.
Entonces, por más que esté pasado de marihuana, no soy un tonto, “como no tengo para alquilar o comer, me quedo en un centro de rehabilitación, así lo dejo tranquilos por un tiempo y después volvería a lo mismo”, así lo pensé.
Al dejar el porro, empiezo a tomar más conciencia de la realidad, y cuando miro para atrás, me doy cuenta de cómo me engañé por tanto tiempo.
A veces me siento como un estúpido, infantil, que llora por su mamá o por una pequeña frustración, parece que todavía tuviera 14 años, que hubiera dejado de madurar el día que me enganché y me enamoré de la marihuana.
No aprendí a resolver problemas, no aprendí de las experiencias, todo tapaba con un porrito.
Entre el alcohol y la marihuana, que me planchaban tanto, a veces tenía que enchufarme un poco con cocaína.
Eso sí, a veces me asustaba, porque terminé en el hospital dado que el corazón parecía que se me salía del pecho.
Cuando entré al centro de rehabilitación no me quería quedar por que había varios chicos chapita-chapita, y yo era sólo marihuanero.
Pero después supe que empezaron como yo, enamorándose del porro.
Escuchaban voces (alucinaciones auditivas), hablaban solos y no coordinaban mucho lo que decían, a pesar de estar ahí desde hace varios meses sin consumir drogas.
La marihuana en algunas personas desencadena una psicosis (no tener contacto con la realidad, entre otras cosas), en algunos mejora con medicación y si no fuman más marihuana y, en otros, lamentablemente no se recuperan más de su enfermedad mental, y se diagnostica una esquizofrenia.
Para entender un poco mejor empecé a leer, y supe que las drogas estimulan la liberación de una sustancia (neurotransmisor) que se llama dopamina.
Esta sustancia estimula una zona del cerebro, que se llama Centro de Recompensa, dando como resultado una sensación de placer.
La persona quiere repetir esta sensación, aumentando la frecuencia y la cantidad del consumo, siendo muy difícil decir que “no” a “eso” que le da placer, y encima “lo hacen todos”.
A medida que se aumenta el consumo, las neuronas se acostumbran, se van adaptando al nuevo invitado químico, produciendo cambios en sus estructuras, con el tiempo, y posteriormente se hace muy difícil o imposible dejarlo.
Por eso se dice que la adicción es una enfermedad, ya que intervienen mecanismos biológicos, no sólo psicológicos y no se cura sólo con la voluntad.
El Centro de Recompensa es también estimulado por la comida, el agua, sexo, deporte, entre otras cosas.
Pero el placer llega más lento que con la droga.
Esta es la propiedad mágica de la droga, que hace sentir placer inmediatamente, y cuanto más rápido se logra este efecto, más adictiva es, o sea más riesgos se corren de no querer abandonarla.
Uno se enamora, se casa, y lo mas triste es que no te podes divorciar.
Creo que ese es el desafío del comercio actual, cada vez la mezclan con más sustancias raras, para hacerlas más adictivas.
Cuánto tiempo perdí por creer que la marihuana no hace nada.
Anonimo”
POR EL TIPO DE REDACCIÓN, NO CREO QUE HAYA SIDO ESCRITA POR NINGÚN EX-ADICTO QUE ESTÁ EN REHABILITACIÓN PERO ME PARECE OPORTUNO PORQUE HA SIDO UNA ELEMENTO EN COMÚN CON LAS AMISTADES DE LAS CUALES DEBÍ DISTANCIARME.