TU AROMA EN UN TÉ


Todas las mañanas era el último vendedor pregonero. Desde antes de salir el sol pasaban uno a uno por mi calle, primero el bolillero, la señora de los tamales, luego esquite, atole, un afilador de cuchillos, el gas, el agua; otro bolillero y luego llegaba él con un enorme cesto humeante en su cabeza gritando con fuerza desde las entrañas:

- Té quiereeeeeeeeeee, té quieroooooooooooooooo

En el barrio los más ancianos le llaman "Panda" pero en realidad se llama Carlos.Todos lo conocen como un hombre noble y amoroso, está casado con Victoria que es elegante, risueña y muy chistosa. Carlos dice que "no están casados que son eternos novios" y al ver como se comportan nadie duda de ello. No tuvieron hijos porque se conocieron siendo grandes ya, pero todos los niños de las inmediaciones aprendieron después de decir "papá" o "mamá" a decir " Panda" y "Vicky". Un día Carlos descubrió que cuando caían las hojas de un árbol japonés que tiene en el fondo de su casa en los charcos tras las lluvias, las aguas desprendían mil aromas deliciosos que rotaban en pocos segundos y entonces decidió experimentar con infusiones que conectarán cada aroma a un recuerdo diferente; al beber el té cada olor transporta la mente a una experiencia antigua algunas ni siquiera vividas por el consumidor sino por sus ancestros.

La primera vez que Panda grito "té quiero" fue por error porque el estaba pensando en ese momento en recordar algo que debía decirle a Vicky y sacando fuerzas desde el abdomen lo gritó sin pensarlo e invocando las propiedades naturales y afrodisíacas de la infusión. Derramaron todo el té en el piso amarrados a una sinfonía de carcajadas y repeticiones del parónimo y fue asi que crearon el pregón "té quiere (usted), té quiero (yo)". Un excelente mensaje publicitario que les ha dado un modesto aunque justo status económico.

Desde la madrugada encienden fuego y una enorme olla comienza a alimentarse de los secretos de Victoria que entre risas va contando la cantidad exacta de hojas que debe contener la infusión para esparcir los mil aromas y tener un color amielado.Cuando el té ya se preparó y se asentó lo colocan en jarritos de barro que estan diseñados especialmente por ellos para que tan solo quepan 34 en el cesto. Y entonces antes de salir completamente por la puerta Carlos hace tronar su primer "té quierooooooooooooooooooooooooooooo" mientras Victoria le hace un coro de carcajadas y aplausos.

Por mi calle todos lo esperan entre 9:35 y 9:42. La primera vez que lo escuché yo no daba crédito a lo que sucedía, investigué de que se trataba todo aquel alboroto y ante mi asombro descubrí historias sorprendentes: solamente si bebe el té Toñita recuerda el rostro y el olor a menta de las manos de su madre que murió siendo ella muy pequeña, María dice que tiene dos recuerdos opuestos por un lado recuerda el aroma de los asientos del auto de su padre y a su vez el cinturón trenzado de su marido ya fallecido, ambos se odiaban pero ella siempre fue conciliadora porque no estaba dispuesta a desprenderse de la piel de ninguno de los dos,Carolina vuelve a sentir el olor de un pingüino de peluche que le trajo Ramiro a su hijo Estefano el día que le dijeron al niño "él es tu papá",Ramiro recuerda el impregnante olor de un puesto de garrapiñadas que hay fuera de la escuela donde va Estefano y donde todos los días incluso bajo lluvia espiaba que Carolina viniera a tiempo a recogerlo para ir a casa, gracias al té Estefano siempre tendrá presente que un día su nuevo amigo Ramiro olía al perfume de su mamá, Roberto dice que reedita la sensación del olor al primer libro que publicó, Antonio dice recordar claramente a su perra Paris recién bañada y llorando...con lágrimas agrega, otros recuerdan el pastel de bodas, hay alguien que recuerda el olor de las azucenas que le gustaban a Lady Di, otro que recuerda el aroma de la leña en la chimenea apagada en casa de su novia por allá en Valle de Bravo. Camila saborea nuevamente desde el olfato los bombones de chocolate importados que le regalo su amigo Arturo en sus quince años, Federico recuerda el olor de una gorra que compró para su madre que se quedó calva por las quimioterapias y recuerda la cara de ella al ponersela diciendo "Estoy más guapa que Miranda Priestley". Un sinfin de historias, de momentos bellos y perfumados.

La primera vez que le compré a Carlos, lo miré como tratando de penetrar tras su mirada y entender el significado de su mensaje o de su negocio o si solo era un señor vendiendo aguas de sabores pero calientes y ya.

-¿Cúanto es?- le pregunté observando los detalles pintados a mano en el jarro. Un hombre blanco con anteojos abrazando a otro hombre moreno. Increíble

-Lo que ud. considere- respondió con humildad real y honesta

Juraría por mis manos que escriben que le hubiera dado mi reloj mas caro si este episodio hubiese sucedido antes de que me lo robarán, la imagen pintada del jarro y el primer aroma que me abrazó de una interminable ruleta de preciosos olores hicieron que yo me quedará paralizado bebiendo con sorbos pequeñitos allí en medio de la calle. No sé como se describa con simplicidad una cadena de olores conectados a la memoria emotiva de un bebedor de té pero yo tuve ráfagas de recuerdos atesorados e íntimos que me obligaron a sentarme allí en la vereda . Recordé el olor del cabello de la maestra Carmen cuando me llevaba en su moto de regreso a casa, el olor de las enchiladas verdes que preparó para la cena aquel hombrecito que se convertiría en gran amigo, la cara de Thelma con mate dulce en mano y el olor de los sandwichs calientes al lado de la chimenea, a mi hermana y la torta marmolada, el olor de unos pimientos verdes asandose en una parrillada por la calle San José donde fuimos con Sandra luego de tres años sin vernos, el aroma de la piel de Maxi cuando viajaba prendido a mi cuello en las madrugadas montados en una bicicleta y a oscuras, la cara mas bella que he visto en mi vida aquella de un niño cuya ropa no tenía color por vieja pero si magnífico olor por limpia, el aliento a Jhonnie Walker de aquel hombresote que se escapaba para verme en medio de los campos iluminados por luciérnagas, el aroma de aquel otro té que me preparaba Julia todas las tardes cuando yo trabajaba en su jardín infinito y su cara cómplice cuando yo le decía "Madame", el olor de una pipa con tabaco de chocolate de un hombre hermosísimo que vi hace 11 años en la esquina de 18 de julio y Convención con un portafolios roto, el aroma de la salvia que mi madre guardaba bajo llave porque nada es incluso hoy mas importante que su cabello, aquel olor envolvente de los croissants de la panadería Canderina, un olor irrepetible y frutal y una cara sublime que tengo en mi memoria repetidamente pero no recuerdo jamás que ese sea un recuerdo mío. Y de pronto un inigualable aroma me trae tu espalda a la mente, tu espalda sudada porque volvías del gimnasio y el sudor que se mezclaba con el delicioso Unforgivable de Sean John, tu espalda de la que he estado colgado con los brazos y con los dientes....tu espalda,uhhhhhh ya se fué ese olor quizás si le revuelvo y aceleró la secuencia del espiral aromático me encuentre con tu espalda nuevamente en unos minutos dentro de este jarro. Voy por una cuchara.


FLEITADAS

POR DANIEL FLEITAS