Nenetl (significa Muñeca en náhualt) había caminado 6 días y no había volteado la cabeza salvo para mirar al cruzar de lado a lado en alguna ruta ruidosa, a veces cuando la gallina se detenía a escarbar en algún lugar húmedo Nenetl la tomaba y la cargaba bajo el brazo, la mascota era como un perro fiel nunca estaba a mas de tres o cuatro metros de ella. Los mazahuas creen que la madre de un animal es aquella otra criatura que ven ya con la vista firme a las pocas horas de nacer, por eso mujer y gallina eran madre e hija. Cuando la joven decidió huir solo pensó en tomar unas pocas cosas y caminar como cada mañana que iba al plantío de maíz. Tres elotes,un morral y un cuenco, la gallina la seguiría donde sea. Ocultándose el sol el ave buscaba una piedra o un arbusto y dormía, Nenetl la imitaba.
Estaba exhausta, le ardían los ojos por el calor y el polvo, hacía dos días que no encontraba un lugar para beber agua o al menos deseaba saborear alguna fruta silvestre y entonces como a una media hora de distancia alcanzó a distinguir cuerpos pequeños moviendose bajo el calcinante sol, apresuró el paso y a medida que se acercaba el número de figuras humanas parecían ser menos y menos y menos. A cincuenta metros con los ojos apenas entreabiertos por el polvo y el sudor pudo distinguir a un hombrecito que aparentaba tener unos 23 años que señalaba al cielo y luego se tocaba la boca; para ella era imposible distinguir si había algo flotando en el aire sobre él; lo repetía una y otra vez.
No hubo presentación, ni se miraron a la cara, la gallina fué la primera en tumbarse en el suelo para revolotear y levantar una nube de polvo, Nenetl por ser justamente estigmatizada como una "muñeca" sentía una onda pena de que se la viera en ese estado fatigoso y desaliñado; el hombrecito era hermoso,con ojos tristes y enormes, escúalido y por sus facciones y color pálido aunque tostado ya, parecía estar muy lejos de su casa natal. Él dibujó en el suelo un sol y ella lo comprendió como su nombre, fué la primera en hablar, despacio y con frases cortas, él solo la miraba y volteaba al cielo insistentemente; luego de un rato tomó la palabra y parecía que hubiera prometido no callar jamás. Habló y habló sin pausas, sin emociones, sin dejar de mirar arriba. Dijo que era único hijo, que un día fue a la escuela en una bici roja nueva y tenía muchos amigos y que extrañaba sus juguetes en especial a Buzz lightyear con sonido y luces, que estuvo viajando en diversos medios durante semanas y que había conocido muchas banderas de países al verlas flamear aunque el fuera escondido en un vagón de tren o en un trailer entre los atados de leña seca, dijo que una noche que caminaban en fila guiados por un hombre con un parche en el ojo derecho y una linterna en cada mano, sus padres lo escondieron bajo un arbusto al escuchar las sirenas de las patrullas. Dijo que al despertar estaba solo, rodeado de aquel lugar infinitamente árido. Dijo que no lloraría nunca y no llora ni llorará, si lo hace se le aparecerá en sueños el hombre con el parche y le apuntará las linternas a la cara y le gritará como a los otros:
-¿Por qué llora mocoso? Cállese
-¿Que otros? -preguntó Nenentl
-Moñecosssssssssss- gritó él- Moñecossssssssss- y un enjambre de niños apareció escurriendose por entre las piedras y los arbustos y hoyos en el suelo. Muñecos huérfanos, bellos, solos y hambrientos. Unidos.
Medio centenar de niños la rodearon y le hicieron sombra son sus manos, una niña morena con un disfraz de vaquera le ofreció una botella de agua turbia y fresca.
-Hola, soy Luna- se mordió el labio mientras entrelazaba los dedos de una mano con los de la otra.
Todos parecían haber prometido no callar jamás. Había de todas las edades, de todas las nacionalidades, con todas las caras bellas imaginables. Uno de ellos el que aparentaba ser malhumorado le pellizcó la mejilla a Nenetl y como ella no sonrió , él no encontró mejor forma de disculparse por el gesto impulsivo que llorando. Todos lloraron porque incluso en eso eran unidos "los moñecos". Nenetl se burló de ellos fingiendo que lloraba chillonamente y entonces la risa se apoderó de ellos sacudiendo sus cuerpecitos delgados, después bailaron durante un buen rato solo al son de unos grititos hipnótizantes "lero lero lero lero lero lero"
-¿Donde está Sol?- preguntó Nenetl ya casi al caer la noche.
-Me llamo Antonio- dijo él- dibujé un sol porqué así se ven tus ojos.
-Gracias por dibujarme un color para mis ojos, me llamo Nenetl.¿Por qué estiras tu mano viendo al cielo y luego te tocas la boca?
-Así comemos desde hace semanas, vemos una nube que se parece a un pollo y le comemos un pedacito de muslo, luego otra que se parece a una pizza y sentimos que huele riquisima; mira aquella de allá parece un pastel de tres leches delicioso,ahhhhh mira que bellezaaaaaa ese helado napolitanooo-el sabía que aquella mujer no creía en su restaurant y que aquella farsa no podía tener mucha resistencia y se alejó unos metros sin atreverse a mirar a su nueva amiga.
"Mi mamá me mima", escribió Antonio con una rama seca y la gallina lo borró con sus patas. Un rato después y apartado "Mi mamá me ama", escribió con la orina y el intenso calor lo eliminó de la pizarra de tierra rojiza en el acto. Nenetl se acercó y le propuso escapar de aquel lugar tan desolado y comenzar una vida mejor pero él no aceptó, dijo:
-Vendrán mis padres y los de ellos también y entonces te buscaré para que seas mi amiga por siempre....miiiiira- señalando la gallina que sin que nadie lo notára había hecho un nido sobre un tronco y tenía ya tres huevos-¿cúantos años crees que tengo Nenetl?
-Eres casi de mi edad seguramente mas grande como unos 22 o 23 años
-Tengo 6....6 años, jamás nadie me ha visto como un niño sino como un adulto en miniatura-y se cubrió la cara con la camisa.
Nenetl se sintió agobiada, aquella era una realidad que no comprendía o una magia muy dolorosa, se despidió de todos y en especial de Antonio besandole en los ojos cerrados,le dijo:
-Ven conmigo Antonio.
-No- solo eso- No
Ella le obsequió la gallina, los tres elotes y le auguró una vida llena de nubes bellas. Y entonces también la vieron partir, sola y hacia el lugar de donde venía porque entendió que su rumbo no era el correcto.
Ningún niño supo bien cómo pero ellos lo hicieron. Una mañana despertaron entre enorme plantas de maíz, sembradas en perfectos círculos concéntricos. Cada planta tenía al menos cuatro inmensos elotes que los niños devoraban día y noche, crudos, asados , hasta quemados y aunque nadie contó los días desde que vieron a Nenetl por última vez, 40 días después la gallina tenía 21 pollitos dorados y minúsculos que los niños observaban en todo momento
Una mañana Antonio observó que una nube muy rápida avanzaba hacia ellos, todos lo notaron seguramente por que una expresión iba creciendo:
-Ohhhhhhhhhhhhh....ohhhhhh
Sobre la nube que se detuvo ante ellos, viajaba una anciana de cabello increíblemente largo. Descendió y se presentó como Frontera, dijo que ella era el límite entre lo absurdo y lo práctico,entre lo justo y lo destructivo, entre lo largo y lo corto, que era la línea divisoria entre el agua salada y agua dulce, entre el cielo y la tierra, y entre las capas de las galletas Oreo , que era la delgada línea entre amor y compasión, que era el fino cristal entre adentro y fuera de la realidad. Luego preguntó por el más grande del grupo. Charlaron a solas durante un buen rato y entonces Antonio le dijo a los moñecos que debían subir a la nube viajera porque volverían a casa con sus juguetes y sus libros para terminar de colorear. Ella los ayudó a subir uno por uno y aunque todos escucharon su nombre con claridad, los niños la bautizaron como Dalila porque era el nombre de la muñeca de pelo largo y blanco que siempre acompañaba a Luna sentada en su sombrero vaquero. Antonio solo le pidió que jamás nadie lo separase de ellos pero que quería estar a solas en un rincón de la nube.
La nube se elevó, coloreada al fin por niños nerviosos y risueños, timbrando "píos píos" de los pollitos y su mamá.Dalila les enseñaba los poblados y los animales del monte para tranquilizarlos y les contaba historias del lugar donde irían a vivir todos juntos. Antonio lloraba porque estaba protegido por todos ellos y sobrevolando al fin la realidad. Fué la única vez en la historia milenaria de aquel lugar que llovió. Dicen algunos que "llovió de alegría"
FLEITADAS
POR DANIEL FLEITAS